Los árbitros, tengan la razón o no, suelen ser individuos inclementes, que no reculan en sus decisiones, porque sino deberían recular en todo. Y eso, en cierta forma, es hasta lógico.
Este árbitro, no obstante, decidió consultarle a un jugador qué tipo de tarjeta debió mostrarle, roja o amarilla, ya que aún no pueden elegir la verde.
En cualquier caso, es bastante inusual, por no decir anormal, que un árbitro siquiera le consulte a modo de broma alguna decisión a un jugador.
¿Los árbitros deberían ser más amigos de los jugadores de fútbol?